A las 3.00 am estaba despierta. Recolectando un par de papeles de colores, uno que otro poema y unas cuantas canciones que desconocía. De ahí la ingenuidad de hacer un día normal, un tanto o poco especial. Recortaba y unía cada trozo de papel, terminaba con formas abstractas, un collage vago de unos cuantos colores, y unas boberías párrafo en párrafo de las que con el lápiz empuñado con fuerza... disfrutaba.
Cuando ya eran las 5, se tomaba un vaso de bebida, buscaba en los cuadernos un boleto, un envoltorio, o una entrada al cine de la semana, y la adhería al grotesco collage.Pero con apenas los ojos abiertos, veía lo que hacía con ganas de gritar, lo veía y no entendía esa torpe actitud. Lo tomaba con calma, se quedaba callada y al rato retomaba el término de sus detalles.
Se acostaba con una sonrisa, que nadie ni nada le apartaba, ponía un tema en la radio y lo dejaba sonar durante toda la noche. Cuando al fin despertaba, ya era un 24 de junio. Se peinaba de un modo diferente, pero se vestía un poco casual, se miraba al espejo y practicaba hablar. Las mejillas coloradas, y las manos un cuanto intranquilas...ya era un 24 de Junio